Como dato curioso de esta foto, sólo hay un hombre, pero está rodeado de mujeres, todas profesoras de la Universidad.
Las 10 mujeres que hasta el momento han ejercido de rectoras en las 45 universidades públicas coincidieron en señalar, tras el homenaje celebrado la semana pasada en la Universidad a Distancia (UNED), que el machismo se sufre al aspirar a una cátedra, no en el rectorado. "En los tribunales hay un componente masculino muy grande y funcionan con esa mentalidad de los méritos", opina Adelaida de la Calle, al frente de la Universidad de Málaga desde 2004. "En mi primer mandato había más hombres en el equipo porque sabía que sino no salía elegida. Y en este segundo no, porque hemos demostrado que las mujeres podemos gobernar".
Corría el año 1982 y Elisa Pérez Vera, recién elegida rectora de la UNED, era entrevistada en el telediario de TVE: "¿Qué ha sentido al convertirse en la primera mujer rectora de la historia de España?". "Pues lo mismo que si fuese un hombre, ¡que he ganado!", contestó. Hoy asegura que no ha sido consciente de su excepcionalidad hasta el emotivo acto. Sus compañeras en el cargo dicen compartir ese sentimiento. "A mí me dieron más problemas los sindicatos, las facultades de ciencias... No era una cuestión de género, o al menos era velado. La gente, como si hubiese dos bandos, dividía entre los josefinos y los no josefinos, masculinizándolo, claro", cuenta la geógrafa Josefina Gómez Mendoza, la segunda rectora de España, que ejerció en la Universidad Autónoma de Madrid en 1984 y 1985.
Con el paso de los años las mujeres han conquistado las aulas. Hoy el 80% de las chicas termina el bachillerato o la Formación Profesional de grado medio, según datos de la OCDE; mientras que sólo lo consiguen el 64% de los chicos. Y el 38,5% de los jóvenes tiene estudios terciarios -universidad o FP superior- frente al 56,8% de ellas.
Empatan en tesis leídas, pero los números femeninos decaen en la enseñanza universitaria: 10.200 profesoras titulares frente a 17.800 profesores. Y por cada 8,4 titulares femeninas hay una catedrática, mientras que por cada 2,3 hombres titulares hay un catedrático.
Podría alegarse que ellas tardaron en ingresar en las facultades, pero ni por ésas cuadran las cuentas. En el curso 1985-1986, las mujeres suponían un 25,8% de los titulares y 20 años más tarde, en 2006, eran el 36,5%, un 11% más. Un aumento que no se ha visto reflejado en las cátedras: en 1986 había un 7,6% de catedráticas y hoy no son un 18,6% -como cabría calcular por la progresión- sino un 13,9%.
"La mujer es menos ambiciosa y tiene que hacer un sobreesfuerzo porque tiene una carga familiar", explica Araceli Maciá, rectora de la UNED entre 2001 y 2005. "Desde hace años tenemos un plan de igualdad para que el parón maternal no signifique el fin. Hay que organizarse de otra manera", razona Anna Maria Geli, al frente de la Universidad de Girona desde 2005. "Hay que tomar medidas. Por ejemplo, que las becas Ramón y Cajal se puedan ampliar cuando alguien tiene un hijo o que cambie la fecha de unas oposiciones cuando se esté embarazada. Además, es difícil irse de posdoctorado y seguir una política de congresos cuando se tienen hijos", argumenta Montserrat Casas, rectora de la Universidad de Baleares desde 2007.
Cuando el cargo es por designación, como ocurre en los equipos rectorales, la desigualdad es menor entre ellas y ellos -el pasado año había un 28,9% de vicerrectoras- que si es por elección: ellas gobiernan el 16,4% de los decanatos, el 28,4% de las escuelas universitarias y el 19,3% de los departamentos.
De todos modos, mucho se ha avanzado. "Veo luz al final del túnel", se alegra Marisa Tejedor, ex rectora de la Laguna (Tenerife). A finales del siglo XIX -aunque la primera universidad se fundó en 1218- las féminas pudieron entrar en las aulas -eso sí, sentadas aparte-, pero privadas del derecho a examinarse y obtener el título. En 1911, su acceso pasó a ser "normal", aunque el 70% de los españoles eran analfabetos. El esfuerzo en la escolarización permitió que en los años treinta este porcentaje se situara por debajo del 48%. La Segunda República trajo la igualdad de derechos, pero el franquismo terminó con ellos. Rosa María Virós, rectora de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona entre 2001 y 2005, recuerda cómo en la dictadura no pudo opositar a juez, ni Elisa Pérez a la escuela diplomática.
"Las mujeres empezaron a enseñar en las escuelas para descargar a los hombres, que así no perdían el talento", recordó en el homenaje la filósofa Amelia Valcárcel. "Que supiesen leer y escribir estaba bien visto para que desarrollasen mejor las tareas domésticas, y la enseñanza se vio como una extensión de su papel de madre. Por eso, enfermeras y profesoras fueron las primeras profesionales femeninas y hoy siguen teniendo todo el peso".
Las maestras representan aproximadamente dos tercios (67,8%) del profesorado de las enseñanzas no universitarias. En primaria y la ESO son el 76% y más equilibrado está el porcentaje en el profesorado de bachillerato (55,6%). Tan sólo en los estudios de Formación Profesional son minoría (37,7%).
Hasta el momento, las estadísticas que ha facilitado el Ministerio de Educación no cuantifican cuántas mujeres ocupan la dirección o la jefatura de estudios de los colegios e institutos, pero ya se han recopilado los datos de cara al próximo informe, correspondiente al curso 2006-2007.
Valcárcel sintetiza lo que las diez rectoras piensan: Hay que trabajar el doble que los hombres para conseguir la mitad.
Las 10 mujeres que hasta el momento han ejercido de rectoras en las 45 universidades públicas coincidieron en señalar, tras el homenaje celebrado la semana pasada en la Universidad a Distancia (UNED), que el machismo se sufre al aspirar a una cátedra, no en el rectorado. "En los tribunales hay un componente masculino muy grande y funcionan con esa mentalidad de los méritos", opina Adelaida de la Calle, al frente de la Universidad de Málaga desde 2004. "En mi primer mandato había más hombres en el equipo porque sabía que sino no salía elegida. Y en este segundo no, porque hemos demostrado que las mujeres podemos gobernar".
Corría el año 1982 y Elisa Pérez Vera, recién elegida rectora de la UNED, era entrevistada en el telediario de TVE: "¿Qué ha sentido al convertirse en la primera mujer rectora de la historia de España?". "Pues lo mismo que si fuese un hombre, ¡que he ganado!", contestó. Hoy asegura que no ha sido consciente de su excepcionalidad hasta el emotivo acto. Sus compañeras en el cargo dicen compartir ese sentimiento. "A mí me dieron más problemas los sindicatos, las facultades de ciencias... No era una cuestión de género, o al menos era velado. La gente, como si hubiese dos bandos, dividía entre los josefinos y los no josefinos, masculinizándolo, claro", cuenta la geógrafa Josefina Gómez Mendoza, la segunda rectora de España, que ejerció en la Universidad Autónoma de Madrid en 1984 y 1985.
Con el paso de los años las mujeres han conquistado las aulas. Hoy el 80% de las chicas termina el bachillerato o la Formación Profesional de grado medio, según datos de la OCDE; mientras que sólo lo consiguen el 64% de los chicos. Y el 38,5% de los jóvenes tiene estudios terciarios -universidad o FP superior- frente al 56,8% de ellas.
Empatan en tesis leídas, pero los números femeninos decaen en la enseñanza universitaria: 10.200 profesoras titulares frente a 17.800 profesores. Y por cada 8,4 titulares femeninas hay una catedrática, mientras que por cada 2,3 hombres titulares hay un catedrático.
Podría alegarse que ellas tardaron en ingresar en las facultades, pero ni por ésas cuadran las cuentas. En el curso 1985-1986, las mujeres suponían un 25,8% de los titulares y 20 años más tarde, en 2006, eran el 36,5%, un 11% más. Un aumento que no se ha visto reflejado en las cátedras: en 1986 había un 7,6% de catedráticas y hoy no son un 18,6% -como cabría calcular por la progresión- sino un 13,9%.
"La mujer es menos ambiciosa y tiene que hacer un sobreesfuerzo porque tiene una carga familiar", explica Araceli Maciá, rectora de la UNED entre 2001 y 2005. "Desde hace años tenemos un plan de igualdad para que el parón maternal no signifique el fin. Hay que organizarse de otra manera", razona Anna Maria Geli, al frente de la Universidad de Girona desde 2005. "Hay que tomar medidas. Por ejemplo, que las becas Ramón y Cajal se puedan ampliar cuando alguien tiene un hijo o que cambie la fecha de unas oposiciones cuando se esté embarazada. Además, es difícil irse de posdoctorado y seguir una política de congresos cuando se tienen hijos", argumenta Montserrat Casas, rectora de la Universidad de Baleares desde 2007.
Cuando el cargo es por designación, como ocurre en los equipos rectorales, la desigualdad es menor entre ellas y ellos -el pasado año había un 28,9% de vicerrectoras- que si es por elección: ellas gobiernan el 16,4% de los decanatos, el 28,4% de las escuelas universitarias y el 19,3% de los departamentos.
De todos modos, mucho se ha avanzado. "Veo luz al final del túnel", se alegra Marisa Tejedor, ex rectora de la Laguna (Tenerife). A finales del siglo XIX -aunque la primera universidad se fundó en 1218- las féminas pudieron entrar en las aulas -eso sí, sentadas aparte-, pero privadas del derecho a examinarse y obtener el título. En 1911, su acceso pasó a ser "normal", aunque el 70% de los españoles eran analfabetos. El esfuerzo en la escolarización permitió que en los años treinta este porcentaje se situara por debajo del 48%. La Segunda República trajo la igualdad de derechos, pero el franquismo terminó con ellos. Rosa María Virós, rectora de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona entre 2001 y 2005, recuerda cómo en la dictadura no pudo opositar a juez, ni Elisa Pérez a la escuela diplomática.
"Las mujeres empezaron a enseñar en las escuelas para descargar a los hombres, que así no perdían el talento", recordó en el homenaje la filósofa Amelia Valcárcel. "Que supiesen leer y escribir estaba bien visto para que desarrollasen mejor las tareas domésticas, y la enseñanza se vio como una extensión de su papel de madre. Por eso, enfermeras y profesoras fueron las primeras profesionales femeninas y hoy siguen teniendo todo el peso".
Las maestras representan aproximadamente dos tercios (67,8%) del profesorado de las enseñanzas no universitarias. En primaria y la ESO son el 76% y más equilibrado está el porcentaje en el profesorado de bachillerato (55,6%). Tan sólo en los estudios de Formación Profesional son minoría (37,7%).
Hasta el momento, las estadísticas que ha facilitado el Ministerio de Educación no cuantifican cuántas mujeres ocupan la dirección o la jefatura de estudios de los colegios e institutos, pero ya se han recopilado los datos de cara al próximo informe, correspondiente al curso 2006-2007.
Valcárcel sintetiza lo que las diez rectoras piensan: Hay que trabajar el doble que los hombres para conseguir la mitad.
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